Recibo mis 39, pido mis deseos, enfoco mis sueños hacia un horizonte no muy lejano.
Esta vez no quise celebrarlo, quise algo muy íntimo, algo privado, algo mío.
Donde si quería llorar lo hiciese sin testigos, si quería reír también, un mimo a mi alma.
He sanado heridas, pero las cicatrices aún están.
39 años y no sé nada. Creía que las personas que llegaban a esta edad se las sabían todas, pero no es así.
Tengo un año por delante donde debería hacer que valiese la pena cada suspiro, cada respirar, cada despertar.
Y aunque mi corazón te busca de manera insistente, debo entender que quizás no seas vos.
Aunque duele.
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